Para comer, en cualquier situacion..
No hay mayor placer para un amante del queso que el descubrir nuevas variedades, y en nuestro país tenemos muchos grandes quesos de calidad para degustar. Seguro que ya te has dejado seducir por uno de nuestros tesoros nacionales, el Arzúa Ulloa, cada vez más famoso por méritos propios. Este queso gallego es además fantástico para incorporar a la cocina. ¿Quieres saber cómo sacarle todo el partido?
Galicia es una región ganadera en la que la elaboración de productos lácteos tiene una larga tradición. Hay muchos quesos gallegos que destacan por su calidad artesanal, pero sin duda el Arzúa Ulloa es una de sus joyas mejor guardadas, y uno de los más clásicos y queridos en su tierra.
Se elabora con leche leche natural cruda o pasteurizada de vaca de razas locales, principalmente rubia gallega, frisona y pardo-alpina, en las comarcas de Arzúa, Sobrado dos Monxes, así como algunas limítrofes. Es un queso puramente gallego cuyas características propias están protegidas por la normativa de producto con Denominación de Origen Protegida.
Arzúa–Ulloa: Es un queso de pasta blanda, elaborado con leche cruda o pasteurizada, tiene un período de maduración mínimo de seis días y presenta forma lenticular o cilíndrica con los bordes redondeados. Su corteza, fina y elástica, es de color amarillo medio oscuro, brillante, limpia y lisa. La pasta es de color uniforme, entre blanco marfil y amarillo pálido, de aspecto brillante, sin grietas, presentando un aspecto poco esponjado, con ojos pequeños, angulosos o redondeados y de distribución irregular.
Tiene forma cilíndrica, recordando al Tetilla, pero más lenticular y con la cara superior ligeramente cóncava. La corteza es limpia, fina y lisa, elástica, de color amarillo ligeramente oscuro. Se corta con suavidad, desvelando una pasta interior cremosa de tonos claros, entre marfil y amarillo pálido, brillante. No presenta grietas y tiene los ojos pequeños, irregulares y algo redondeados.
Se dice que este queso sale directamente del corazón de Galicia, y es que ya al cortarlo evoca al campo y a los pastos de su tierra. Sus aromas son puramente lácteos, con olor a leche fresca y mantequilla, con notas dulces. En boca es un queso muy cremoso y húmedo, muy sabroso pero equilibrado, con notas de yogur, vainilla y frutos secos.
La clave para sacarle el máximo partido está en su textura cremosa y fundente, que nos permite usarlo en crudo y en horneados y salsas calientes. Es ideal para enriquecer platos de verduras, para suavizar carnes o para dar más cuerpo a gratinados, incluso en recetas de pasta. Al ser un queso húmedo nos ayudará a lograr rellenos jugosos, y sus notas afrutadas ligeramente ácidas combinan muy bien en dulce con membrillo, frutos del bosque, frutos secos y miel.
Puedes venir a probar esta artesanía gastronómica de nuestra tierra..